martes, 15 de febrero de 2011

Lo siento, lo siento, lo siento. No escribo hace mucho, de seguro algunos ya se olvidaron de que esta historia existía pero mis vacaciones se extendieron un poco más de lo esperado y no había tenido internet hasta ahora, siento la demora pero este tiempo he pensado en ideas nuevas para el blog:


“Maté a su hermana”
Aquellas palabras que había pronunciado con tanta facilidad resonaron en mi cabeza por alguna razón.
Trague ponzoña y me mordí el labio como lo hacía antes.
Su pelo estaba peinada casual y un mechón le caía por encima de el ojo izquierdo, tenía una nariz respingada, pómulos marcados y una piel perfecta, debía admitir que aquella mirada intimidante lo era aún más aterradora con aquellos ojos rojos, grandes y fijos.
No estaba observando nada más que el vacío de la esquina de la habitación. Ni siquiera se limitaba a respirar ni moverse, estada como pulida en piedra.
Había algo, algo que aun no me contaba, yo sabía que esa no era toda la historia. Preguntaría yo si es que no estaba dispuesta a contármelo todo:
- ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué te diste por muerta?
Sonrió, como si hubiese adivinado en que pensaba. Mostró sus blancos y relucientes dientes blancos y por un segundo noté que sus colmillos eran más grandes de lo normal, me pregunté si yo también los tenía así.
- Me fui porque él me seguía
- ¿él?
- Adrian, quería cobrar venganza por su hermana, pero él no estaba dispuesto a dejarme ir, me quería matar sin importar que pasará – Se voltio a mirarme -. Fue así como mi viaje comenzó, de Grecia a Roma, de Roma a París, de París a Londres y de Londres a Venecia.

 Otro recuerdo llegó a mi cabeza. Venecia. Venecia. Venecia. Venecia.
Recordé como eran sus calles, recordé las casas, la gente, el mercado, recordé mi casa, mis vecinos, record… recordé mi habitación, mi patio.
Yo vivía en Venecia, Venecia. Había nacido en Venecia, había estado toda mi vida viviendo en Venecia y recién ahora lo recordaba.
- Emily… - recordé la voz de alguien. – Emily – me volvieron a llamar.
Me asomé por el gran ventanal de mi habitación y vi el pasto verde afuera de mi casa.
- Emily – la voz se volvió más fuerte - ¡Emily!

- ¡Emily! – Maryi me movía de un lado a otro como si intentara despertarme y me miraba con los ojos bien abiertos.
- ¿Qué tienes con Venecia?, ¿Acaso no recordabas que vivías ahí?
Me di cuenta de que había repetido Venecia en voz alta.
- No, no recuerdo mucho – cambié radicalmente de tema y la verdad es que no quería hablar de ello por qué ya sentía mi cabeza dar vueltas y un agudo dolor -. ¿Por eso te diste por muerta, porque Adrian te había encontrado?
Asintió con la cabeza sin darle mayor importancia al tema anterior.
- ¿Aun está detrás de ti? – mi voz sonó débil al pronunciar estas palabras.
- Si, no tarda muchos años en descubrir mi paradero, a veces pienso que tiene una especie de imán que lo atrae a mí. – volvió a fijar su vista en el vacio otra vez
- ¿Maryi?
- dime – Esta vez me miraba de nuevo
- ¿Cómo llegaste donde los Vulturi?
- El me buscó, Dimitri.
- ¿Por qué? – mi voz sonó increíblemente sorprendida.
- Aro sabe todo acerca de ti, cuando leyó tu mente lo supo, todo – puso énfasis en la última palabra – sabe desde el momento en que tu conciencia comenzó a funcionar. Vio que yo era una persona muy cercana a ti, en realidad era la única que les podía ayudar, ya que era vampiro.
- ¿Ayudar?, ¿Ayudar en qué? – pregunté
- Ayudar en desarrollar tu poder. – Siguió con la historia y su rostro ya no estaba ocupado por aquella sonrisa que le hacía lucir más joven de lo que ya se veía – Entonces Dimitri me fue a buscar. Me dijo que ellos me podían ayudar para estar segura a cambio a que yo los ayudara en algo. Fue hasta cuando llegué hasta aquí que supe que tú eras vampiro.
- ¿Cómo?
Me miró con cara de no entender mi pregunta
- ¿Cómo me puedes ayudar tu? – pregunté otra vez siendo más específica.
- Yo recuerdo como eras, es más mi poder…
- Espera – le interrumpí - ¿tienes un poder?
- Si, puedo leer las mentes, en realidad no sé si es leer las mentes, si no, que al mirarte puedo saber lo que hay dentro de ti, es como lo que piensas inconscientemente, - entendí que esa era la razón por la cual su mirada fuera tan profunda - de que  lo que te preocupa o gusta, no es muy sorprendente y la verdad es que aún no lo comprendo demasiado – mi interior se llenó de esperanzas que aun no quería alimentar, quizás era un poco más complicado de lo que pensaba.
- Guau, entonces sabes cuál es mi poder
- Más o menos.
Mis ojos se abrieron y traté de guardar mi emoción.
- Tu, tu… tu – me costaba hablar – tu puedes sacarme de aquí, si mi poder es tan poderoso puedo salir, podemos salir… será sencillo, solo esperamos a que mi poder sea lo suficientemente fuerte y salimos, ambas – sonreí.
- Emily no es tan sencillo – la sonrisa de mi rostro se esfumó por completo -, Aro podrá leer nuestra mente y aún así si queremos escapar – bajo la voz casi que era imposible escuchar por lo que me acerqué – Dimitri nos encontraría.
Sentí esa angustia otra vez de no saber qué hacer, de no saber quien realmente eres y sobre todo aquella angustia que inundaba mi corazón cada día ¿acaso tenía otra vida más haya de ser guardia de los Vulturis?
Era imposible. Nunca saldré de aquí.
- ¿Puedes contarme qué relación tenía mi poder con mi vida anterior?, ¿Cuál es mi poder?
- Emily solo entiende que no será sencillo, digamos que un 70% lo tendrás que hacer tu sola, yo no lo sé todo, solo tú podrás hacerlo.
Asentí, tampoco podía ser tan difícil ¿o sí?