El resplandor que rebotaba en mis párpados logró despertarme luego de varios minutos luchando con el sueño. Aunque no era necesario que durmiera, ya que nunca me cansaba, era un buen pretexto para calmarme y dejar de pensar.
Fui al tocador y cepillé la maraña de mi cabello, lo tomé con el elástico que aun tenía en mi muñeca y deje el peine otra vez en el tocador.
Fui hasta la ventana, corrí las cortinas y la abrí, o mejor dicho, eso intenté de hacer, al tratar de abrirla no conseguí nada, al igual que la puerta la ventana estaba amarrada con cadenas y un candado.
Me senté otra vez en la cama, rendida. No sabía que hacer, no sabía en qué pensar, ya que si lo hacía me comenzaría a doler la cabeza de tanto tratar de recordar momentos que para mí son más borrosos cada vez que intento recordarlos.
No podía hacer nada… Un ruido hizo que me sobresaltara, las cadenas moviéndose, un candado abriéndose y por último, la puerta que todo el tiempo había visto cerrada se abrió.
- Hey tu – dijo Alec, tosco – es hora del desayuno.
Había olvidado por completo que tenía que comer, a diferencia de otros vampiros con tan poco tiempo como yo, estarían sedientos en solo días, yo, al contrario, puedo estar varios días o más de una semana.
Me hizo señas con su cabeza de que siguiera por adelante.
Camine junto a él sin decir ni una sola palabra.
Llegamos a donde todo había comenzado, la enorme sala con tres asientos color sangre. Ahí estaban Aro, Cayo y Marco.
Mis pupilas se dilataron en cuanto el olor a sangre tibia recorrió mi cuerpo. Solo había una cosa que quería hacer: matar
Alec se tensó como yo a mi lado, Cayo se aferro al asiento para no salir corriendo y Aro guardo la compostura, aunque no podía disimular esa desesperación que reflejaban sus ojos.
Luego entro por las grandes puertas la gente que todas esperábamos, guiados por Heidi, la vampiro que podría ser por lejos la más hermosa de todas. Caminaba con su figura delgada y acinturada, con la melena color rubio moviéndose tras de ella y aquella ropa que era sorprendentemente provocativa le hacía ver solo a ella elegante. Tenía los ojos grandes y violetas debido a los lentes de contacto azules que se ponía, sus ojos eran rojos pero con las lentillas se veían violeta. Su cara pálida mostraba una cara indifente.
Cuando ya toda esa gente estaba dentro mirando expectantes cada movimiento, las puertas se cerraron y comenzó todo.
Aro, Cayo, Marco, Alec, Heidi, todos los Vulturis se abalanzaron contra la gente.
A pesar de la sed que sentía no hice nada, me quede quieta buscando a alguien. Pero todo era tan difícil, no podía dejar de pensar en lo asesina que era, quizás aquellas personas tenían familia, hijos, hermanos y yo les arrebataba su vida así como así, que egoísta soy, solo lo hago para mi beneficio, ¿Acaso no había otra manera?
Alec posó sus ojos en mi por un momento mientras tendía con delicadeza el cuerpo de una muchacha en el suelo. Tenía los ojos tan abiertos y de seguro se estaba preguntando porque no salía en contra de alguien.
Su mirada se relajo y aparto la vista.
Mire a quienes quedaban, habían solo más y más gente horrorizada, deje que mi instinto depredador y asesino me guiara, esta era la única forma.
Me aválense contra el chico.
Siento la demora, se que dije que subiria hace mucho tiempo pero no pude, FELIZ AÑO NUEVO :)
me encanto el capi :D
ResponderEliminaralgo sencillo y corto, pero lindo <3
el chico?? quien es, o era...
me dejaste intrigada!!
publica prontito plis ;)
te leo!